lunes, 15 de marzo de 2010

Traumas

Me contaba uno de mis yernos, que pertenece a una familia casi tan numerosa como la mía, que su padre , cuando tenía que llevar algo al colegio, como el chandal o algo así, se lo metía en una bolsa de plástico, cosa que el odiaba, y ha desarrollado un rechazo a las bolsas parecido al de Carrefour; sus hijos están encantados, tienen una mochila monísima para cada cosa.
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Creo que los niños tienen necesidad de traumarse y cuando no se les da motivo,se los inventan. Mi caso era distinto. En mi colegio, de monjas, había comunión general los primeros viernes de mes, y luego, se desayunaba en la clase. Todas las niñas llevaban una bolsa con un termo con café con leche y un bocadillo. Todas las niñas menos yo.
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Yo vivía al lado del colegio, y el desayuno me lo llevaba la muchacha en una bandeja con un mantel bordado, servilleta, colacao, tostadas, bollos y no se cuantas cursiladas más, le faltaba el jarroncito con la flor. Cuando yo veía aparecer a la monja con aquello, quería realmente que la tierra me tragara.
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Como fue imposible convencer a mi familia, decidí dejar de comulgar los primeros viernes ( !!que bruta!!). En mi casa dije que las monjas habían suprimido los primeros viernes, cosa que les dejó estupefactos; y en el colegio que se me había olvidado y había desayunado, cosa que coló la primera vez, pero después las monjas debieron pensar que mi familia era bastante rara, yo iba a misa de las monjas, que no era obligatorio, todos los días a las siete de la mañana, claro que después volvía a mi casa a desayunar.
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Supongo que habré avergonzado a mis hijos muchas veces, pero con bandejas de desayuno, no.,
P.D. Recordad: arriba a la derecha
. claro volvía a mi casa a desayunar

18 comentarios:

Zinquirilla dijo...

¡Vaya!, a mí me pasó una cosa parecida. Cuando hice la comunión, vestí un traje distinto al resto de mis compañeras que iban todas con idénticas túnicas. Mi madre lo hizo con la mejor intención del mundo pero no la comprendí entonces porque me señaló en el cole.

Saludos.

tia elsa dijo...

Es que en general los chicos y adolecentes quieren ser como los demás, hacer las mismas cosas para no ser rechazados, quizás más de una compañera envidiaria tu desayuno especial pero bueno vos te sentias la mosca blanca. Besos tía Elsa.

Salvador Pérez Alayón dijo...

Decimos que es la ley de la uniformidad, pero en el fondo es porque no tenemos el suficiente caracter y personalidad para estar por encima de esas cosas y superarlas.

Sentimos miedo de que nos envidien y nos rechacen por tener algunos privilegios, y queremos ser iguales que la masa, confundirnos con ella y pasar desapercibido porque no aguantamos la mirada de los demás. Nos falta caracter y personalidad.

Saludos.

Lola dijo...

Muy bien expresado, siempre pensé igual, que de chicos siempre tenemos (tal vez necesitamos)traumarnos por algo.
Y lo peor (o mejor; no sé) es que a la hora de criar a nuestros hijos nos esforzamos tremendamente por no comenter los mismos errores, lo que seguramente nos deja muy distraidos y propensos para cometer nuevos errores.
Pienso como Elsa, tal vez otras niñas te envidiaran porque quisieran tomar su desayuno en una bandeja con mantel bordado en vez de envuelto en una servilleta; una tía mía siempre contaba que a una compañera suya (de una familia de mucha alcurnia) todas la envidiaban porque tenía un delantal impecablemetne almidonado todos los días (hablamos de la época en que las niñas y señoritas les interesaba estar impecables, se entiende) y en realidad esta nena se sentía demasiado pomposa y le parecía una ridiculez que plancharan su uniforme como si fuera un vestido de fiesta.

Besos

Beatriz dijo...

que bueno! traumas así no creo que sean en absoluto un problema sino a veces casi lo contrario.
no recuerdo en este momento ninguna anecdota concreta pero de estos mini-traumas creo que todos acarreo varios.
a mi hijo creo que de mas pequeño mi manía de vestirle con uniforme de pantaloncitos cortos, era el unico de su clase pero no me di cuenta hasta que el me pidió llorando que le comprara unos largos. con el baby puesto solo se le veian las piernas y le llamaban chica! pobre!! jajaa

AleMamá dijo...

¡Genial! se ve que eran poersonas preocupadas del detalle, y como los demás no, uno cree que el que está mal es uno.
Besos

Anónimo dijo...

No me lo puedo creer. Niña rica!!!
ja,ja,

hna. josefina dijo...

¡Me imagino lo que habrá sido para vos!... ¡Tierra tragame!...
La pena que no fueran las monjas las que pidieran uniformidad en ese caso. ¡No te hubieras perdido de comulgar!

zocadiz dijo...

Cuando uno es pequeño se avergüenza de cosas que no debería! A mi me pasaba cuando llegaban a mi colegio en una camioneta destartalada.
nos leemos.

Edurne Beltrán dijo...

Cuando venía mi abuela a casa y me llevaba al colegio por las mañanas, solía comprarme en la panadería de debajo de casa algún bollo o dulce para comer en el almuerzo. Después me compraba algo y me lo llevaba a la salida para que me lo comiese de merienda.

Los niños se burlaban porque era una niña insana, mientras que ellos se comían los bocadillos de mortadela que odiaban.

Yo no se lo pedía a mi abuela, sé que lo hacía con su mejor intención.... pero me sentaban mal sabiendo que había quien se reía.

almena dijo...

Qué cierto. Todo cuanto diferencie a un niño de sus compañeros de cole, por estupendo que sea, les hace sentir mal frente a los demás.

Besos!

Elisa dijo...

Hola Mª Jesús! Soy novata escribiendo en tu blog, aunque hace un par de semanas me lo leí del tirón un fin de semana y hoy llego desde el blog de Sol (mis acuerdos y desacuerdos).

Tengo la buena o mala suerte, según lo mires, de tener una madre super detallista por lo que la sensación de sentirme distinta la tuve que vivir un montón de veces. Cuando se acercaba el veranito y las monjas nos dejaban quitarnos el pichi de lana del uniforme, todas las niñas iban en vaqueros y yo con los vestidos de nido de abeja, que serían ideales pero me hacían sentirme tan fuera de lugar que rezaba porque hiciera frío hasta el 20 de junio. O cuando todas llevaban en las excursiones los bocadillos y a mi me preparaban un tupper con la merlucita albardada... Lo que hubiera dado yo por ser igual que las demás!!

Hilda dijo...

No recuerdo que mi mami hiciera algo que me traumara, pero de mi padre, jejeje, mejor ni acordarme que me costó años de terapia jajajaja es broma, lo de la terapia, lo otro sí jejeje

saluditos. Hilda

maria jesus dijo...

Muchas gracias a todos por vuestros comentarios. Un abrazo

Sor.Cecilia Codina Masachs dijo...

Ha llegado usted a mi casa con la primavera.Gracias por quedarse en ella.Me ha hecho muy feliz su comentario, le he contestado en mi blog, porqué es un buen testimonio de «Maternidad»
Ya puede mandarme todas las madres del mundo que voy a orar por ellas y sus hijos. Yo sólo soy y es una grandeza«Una madre espiritual en la Igleia»
Reciba mi ternura
Sor.Cecilia Codina Masachs O.P

Militos dijo...

querida Mª Jesús: ya me arreglaron el ordenador, así que he podido disfrutar con este post tuyo, genial, genial.
Me encanta porque es todo igualito a mi pasado inmediato, o sea colegial. Yo también vivía al lado del cole e iba a diario a la misa de las monjas, pero hija lo de la bandeja no me lo hacían. Ahora que lo sé, he decidido traumatizarme por mi cuenta.

Estos niños de ahora son demasiado bolseros. Pero si es que hasta a mi nieto desde los cuatro meses le hicieron llevar la mochila. Y hasta le dan una cartilla con las notas.
¿Tú crees que saldran tan listos como nosotras?
un beso grande

Anaroski dijo...

Muy bueno, y me has hecho pensar. Cuando era pequeña la falda del uniforme se llevaba una cuarta por debajo de la rodilla, y por supuesto en el momento que estaba ya a media rodilla, ya tu madre echaba dobladillo porque estaba corta.

Al comenzar el curso, a mi hija Lucía(5 años) le quedaba el pichi del colegio por encima de la rodilla, le bajé el dobladillo como en mis tiempos. La pobre llegó llorando del cole, porque decía que todas las niñas se habían metido con ella, por lo largo que llevaba el pichi. Mi hija Ana de nueve, me instó a que le recogiera un poco porque era verdad. Y es que muchas veces no nos damos cuenta, reaccioné con un punto intermedio ni tan largo ni tan corto.

Buenas noches María Jesús.

Luis y Mª Jesús dijo...

Teresa, la octava, nos dijo cuando tenía 6 años que le daba vergüenza que sus padres se tomaran en broma tantas cosas. De verdad que era lo último que esperaba que me dijera un hijo.
Yo cogí "alergia" a las monjas. Cuando salí del colegió prometí que mis hijos no irían a colegio de monjas.
Me deberí haber callado porque todos han ido a las "discípulas de Jesús" y estoy encantada.
Un beso